Mi abuelito era un quijote, un héroe cervantino, un peregrino valiente y un hidalgo en toda regla. Sentada en un banquito a sus pies escuchaba las mejores historias de sus triunfos y penurias y sus ojos azules como el cielo me hablaban de la vida en toda regla. Por las manos ya cansadas de mi abuelo, pasaron miles de frutas y hortalizas, y en sus bolcillos guardaba las monedas más sucias que jamás vi. Mi abuelito a sus 80 años seguía buscándose la vida, hacía unos turrones deliciosos de manís y coco vendía cualquier cosa y era muy bueno regateando. Viajaba de San Antonio a Maisí como si nada, peleaba, refunfuñaba y gritaba; pero amaba , amaba mucho y tal vez nadie nunca le preguntó, cuánto? Pero hacía algo muy especial que quizás pocos veían...Esperaba, esperaba pacientemente en un rincón su muerte. Mi abuelo Beto no se fue sin avisar, él estuvo más de 80 años con nosotros, esperando, masajeando sus huesos ya gastados, dando su bendición tras cada encuentro; mi abuelo Beto siempre estuvo ahí y ahora en algún rinconcito de este mundo sigue esperando y a sus pies ,otro banquito para mi.
-.Emnis
( Fotografía de mi abuelo)
80 años de historia. 80 años de vida en una dimensión y el corazón de una nieta que, con su recuerdo, le proporciona otras decenas más en el rincón donde se vive mientras te piensan, la dimensión de la memoria.
ResponderEliminarCrepusculario.
Gracias por tan lindo comentario "Crepusculario". Admiración infinita a esos seres que reúnen tantas historias y que pocas veces le ayudamos a liberar.
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