martes, 20 de octubre de 2015

"Mis bolígrafos"

Todo trauma tiene consecuencias visibles. Suelo tener bolígrafos por todos lados. En el coche llevo al menos tres, en casa ya lo ven, esos que tengo sobre la mesa, en la consulta tengo toda una gaveta repleta y una vez en mi cartera llegué a tener 16, ese fue el record, desde entonces trato de no pasarme y suelo llevar de media unos cinco o seis bolis.
Es imperativo para mi tener bolígrafos a la vista. Cuando veo un boli que me gusta me lo compro. Suelo ir dejando recuerdos, me encanta que cualquiera me pida un bilígrafo y decir sin miedo a quedarme sin ninguno "quédatelo, te lo regalo".
Este es mi mini Síndrome de Diógenes, acaparo bolígrafos. Me gusta la mezcla de colores y no importa si son elegantísimos o no, para mí lo importante es que cuando yo escriba, la bolita ruede y salga la tinta sin tanto esfuerzo ya que suelo tomar muchas notas, escribir recetas y rellenar facturas. Mi momento cumbre suele ser cuando le escribo cartas a mi madre. Tengo una legión de bolis Bic con tinta de gel que de mirarlos escriben solos, mi madre merece lo mejor, sí porque aunque nos escribimos correos muy a menudo, solemos enviarnos cartas escritas con bolígrafos. Ella tiene una letra maravillosa, al igual que mi padre y por ende, tengo que esforzarme para que mis letras se vean también elegantes y legibles.


Recuerdo que algunas veces, durante la carrera de medicina, solían darnos un bolígrafo para tomar apuntes, pero esas veces fueron muuuuy escasas y había que ingeniárselas para tener siempre algo con lo que escribir, no siempre tenía dinero para comprarme un boli. Toda mi vida escribí con lápiz, pero eso dejó de ser así cuando entré a la universidad, donde las notas tenían que ser a tinta por la imperiosa necesidad de escribir más rápido y no dejarle nada a la memoria. No tenía ni ordenadores, ni cámaras para filmar conferencias, ni mucho menos literatura actualizada para estudiar, por lo que el peso de todo radicaba en las notas que tomana mientras el profesor hablaba.

Mi padre me regaló una vez una pluma estilográfica y a falta de bolígrafos esa era mi salvación, porque rellenaba los cartuchos con tinta pelícano una y otra vez cuando aparecía, pero el mejor de todo era el rojo aseptil: Mi gente sabe de lo que hablo jajajajaja. Y cuando el rojo aseptil se terminó, tirábamos del azul de metileno o la violeta genciana. No sé cuántas veces teñí de azul o rojo mi uniforme, mis dedos y hasta mi boca. La cuestión era escribirlo todo aunque fuese con carbón. En mis tiempos de universidad perder un bolígrafo era como perder un trozo del cerebro, mi memoria estaba en las notas, esas eran mi "memory flash", mi disco duro, mi todo.

Luego pasó que cuando comencé el internado de medicina, la especialidad y a trabajar escribía como una condenada. Como no teníamos impresos para recetas, historias clínicas y resúmenes médicos, había que escribirlo todo a mano y con tinta. Eran kilómetros y kilómetros de letras enlazadas que juro al menos las mías, bien podrían llegar a la luna.
Y aunque ahora tengo computadoras y memorias USB y disco duros y cámaras y todo ese ejército tecnológico, sigo escribiendo muchas cosas a mano porque me encanta la caligrafía, por eso acaparo bilígrafos, la carencia es un trauma y el recuerdo de aquellos tiempos siguen haciendo nudos marineros en mis neuronas. La mitad de los bolígrafos que tengo no los voy a utilizar en mi vida, pero están ahí, amortiguando carencias que caducaron, pero que aún hacen vigilia en mis recuerdos. Ah y los que voy utilizando, no los guardo, con gusto los voy tirando, aunque los tengo hasta que dejan de escribir y varias veces me sorprendo dándole tirones con el brazo para que suelten hasta la última gota, jijijijiji.
-.Emnis.

viernes, 2 de octubre de 2015

Diario de una opinión muy personal. Parte II "Inventar para comer"



   
 Había comenzado esta parte de mi escrito contando  la historia de cuando en mi país había prácticamente “de todo” y el menú de la cena era muy variado y colorido. Pero cuando tiré del cálculo, me percaté que hablar de cualquier cosa que atañe a más de veinte años atrás y que se aleje de la época de las pantallas táctiles,  ya parece demasiado remoto e increíble en el tiempo, así que me remitiré al mes de diciembre del año pasado que es lo más fresco que tengo, de cuando estuve en Cuba. Y como la economía va de mal en peor, voy a sacar mis propias conclusiones de lo que sigo pensando con respecto a la situación actual en la que vive la mayoría de la gente de mi país y que no es más que la prolongación de la versión más mala de lo que han sido los últimos veinticinco años de mi tierra. Yo no soy patriota, soy simplemente una cubana más viviendo en el extranjero, pero con la mayor parte de la familia en Cuba y que aún ayudando a unos pocos, no terminan de resolver sus míseros y básicos problemas por mucho que se esfuercen. Los que no tienen ni un cuc de regalo, esos están aún peor, aunque aparentemente demuestren lo contrario.

     Cuando el socialismo Ruso se fue a pique, nosotros quedamos colgados de la nada. Caímos en una depresión económica tan descarada, que todo el problema se lo achacábamos al imperialismo y su bloqueo con relación a Cuba y  entonces fuimos totalmente incapaces de hacer las cosas bien y pegar el cambiazo que necesitábamos en aquel momento. De haber sido así, hoy la vida en mi país hubiese sido diferente. Pero no, la alegoría revolucionaria y el fanatismo social, nos arraigó a una absurda ideología que lo único que ha logrado es llevarme a este punto de decepción, “al menos a mi”.  Entonces pasó que Cuba entera se sumió en una era “ESPECIAL” sin precedentes, y de tener un bienestar social aceptablemente bueno, pasamos a ser aún más tercermundista de lo que éramos. El luto por la pérdida de la vaca bolchevique que nos alimentó durante tantos años, se volvió patológico; por lo que,  huérfano y aislados en medio del Caribe, tuvimos que reinventarnos y aprender a sobrevivir cada día, como un ternero destetado en medio del Masái Mara y sin pastos.

Que la revolución marxista-leninista sobreviviera, nos hizo aún más obstinados y tolerantes con la miseria que nos atrapó...Pero cuando hablo de reinventarse, me refiero al pueblo que se reinventa, que son: mis vecinos, tu vecino y el vecino de; no hablo de ministros, diplomáticos, jefes y coroneles dotados de extras al margen de la escasez. (De los que viven dependiendo de la familia que radica en el extranjero, del que recibe la moneda dura de alguna que otra manera, ni hablar, eso es un tema que también requiere otro diario). Hablo de la gente inscrita y estatalmente racionada, de los que sobreviven al margen, del que vive con lo mínimo;  de amigos y conocidos de toda la vida que ni siquiera puede hacer trueque con la ilegalidad, porque no tienen ni un duro disponible para hacerlo. La ridícula pensión o salario del que disponen la mayoría, no se corresponde ni remotamente con la demanda y su disparatada oferta.

    La corrupción, el hurto, la desviación de recursos y el acaparamiento, fueron siempre flagelos de la sociedad en la que crecí, pero se sucedieron mucho más con el devenir del moribundo campo socialista. El abastecimiento mermó tanto, que la escasez llegó para quedarse y hacerse crónica. Este sistema en el que se sumerge mi país, se presta ingeniosamente para el trueque ilegal y luego, cuando ya no encuentras nada  que cambiar o vender, ni siquiera el trueque sobrevive. Se roba a manos llenas en todos los sectores de la economía y lo robado,  se vende y se revende. El más necesitado no se limita a comprar por la vía ilegal y favorece el hurto; y el ladrón necesitado,  resuelve sus problemas con lo robado. Y así el desfalco se va haciendo cada vez mayor, mientras los datos económicos se van empolvando con la falsedad de toda la vida para mantener a un sistema que no se sostiene económicamente, ni aunque se reinvente;  pero que sigue ahí, de cara al mundo  y de espalda a sus ciudadanos.

    Siempre he tenido en mi mente a mi madre, ella ha sido una excelente gestora en casi todos los campos de la vida cotidiana. Si antes de que todo se volviera una mierda, ella ya tenía bien desarrollado el arte de la planificación, la creatividad y la logística, en estos  años se ha convertido en una profesional, experta en garantizar que todo siga funcionando relativamente normal, pero las gestiones se complican y el disgusto le machaca cada día la vida.  Y aún así, siempre me sorprende cuando “inventa” para sacar de donde no hay, un pesito para comer cuando yo no le puedo mandar. Ella se suma a esa larga lista de empleados sumergidos, que arreglan su vida como pueden y lo mismo vende un bolso, una tarta que un batido. Da igual, hace lo sea para comprar lo poco que hay y suplir las carencias de cada día.

     La peor parte de la crisis se lo ha llevado la cocina. Y aunque en Cuba esto ha sido siempre el tema del día en cada sobremesa; ella, LA COCINA, se ha convertido en el dolor de muela, la migraña, el cólico y la angina de pecho de cualquier familia en una casa, si tienes una cocina relativamente equipada, con un buen fogón de gas y un abastecimiento continuo de este combustible, no hay tanto problema. La muerte viene con los que tienen una sola olla eléctrica y tienen que cocinar, al mismo tiempo que calentar agua para bañarse, o los que tienen fogones de petróleo, las cazuelas mutiladas o una mísera hornilla eléctrica.  Sin hablarles del infarto cerebral que provoca  “El MENÚ” del día o de mañana.

    Creo que la mayoría de los cubanos  piensan que nuestra comida es la mejor del mundo, y no es así, vamos, ni por asomo. Sin embargo, yo creo que la mejor comida del mundo es la que me cocina mi madre cuando asumo con fe ciega, su total deseo de alimentarme bien, y cuando a ese momento se le suma el tiempo que llevo sin verla, sin estar en casa y  extrañando ese aroma peculiar de toda la vida, ahí todo se vuelve aún más delicioso y único. Pero eso no me ciega y sé, que nuestra gastronomía no es la mejor del mundo, para nada.

    Nuestra cocina es una mezcla y fusión de la comida española, italiana, africana y caribeña, pero este folclor es difícil hoy en día detallarlo al milímetro y hacerlo realidad en nuestras casas. La miseria todo lo degrada. Y así como se ha degradado la educación, la salud y la economía, la cultura culinaria también se ha degradado y empobrecido. Lograr en un hogar común cualquiera del territorio nacional, juntar en una mesa una opción gastronómica mínimamente adecuada y certera, ya es una odisea. A la hora del desayuno, del almuerzo y de la comida, casi todos los platos de comida en cada casa, tienen el mismo  sabor, olor y color. Y aunque cuando hay visita se trata de tirar la casa por la ventana, el menú sigue teniendo la misma plantilla, dígase variedad, porque en cantidad no hay quien nos gane, sobre todo si se trata de servir frijoles, arroz, carne y ensalada, yuca o frituras, todo en el mismo plato.



No voy a perder el tiempo enumerando las de cosas que no hay para acompañar el desayuno, el almuerzo o la comida; solo decirles que el acto de comer se vuelve un exorcismo ridículo y al mismo tiempo gracioso entre bocado y bocado, para criticar y reírnos de la situación actual, y que tal es el rutinario desprecio por la forma en que llega el pan nuestro de cada día a nuestras mesas, que engullir sin degustar es la mejor opción.

   Si una cosa buena tiene internet es que encuentras de todo, y cuando recuerdas algo que leíste un día, y escribes tres palabras, Google te saca cualquier referencia de debajo de la manga y esto que buscaba y encontré decía así:

   -  "No se les ocurra socializar la agricultura. Dejen en paz a los pequeños productores, no los toquen. Si no, pueden decir adiós al buen vino, a los buenos quesos y al excelente foie gras.”  Eso le recomendó Fidel Castro al líder del Partico Comunista francés, George Marchais allá por los años ´80…  Menuda manera de conocer la verdad y aplicar todo lo contrario. Candil de la calle y oscuridad de la casa que era este Fidel. Porque  eso fue lo que nos pasó. Él mismo se encargó del poder absoluto y la socialización de todo, y fue  demasiado socialismo representado en un Acopio improductivo que en todas sus facetas nos trajo hasta aquí, hasta la mesa de la cocina de mi madre donde muchas veces lo único que hay es plátano, arroz y huevo frito.

    El ministerio de la agricultura se ha convertido en un esperpento incapaz de buscar soluciones viables para los que tienen ganas de cultivar. Las cosechas hace ya muchos años que crecen solo en las noticias y el pueblo no ve una patata (al menos donde vive mi madre, en Mayarí) desde hace años
Hablo también de cuando las carnicerías se convirtieron en almacenes de solo huevos, porque recuerdo que la carnicería  y la bodega de mi barrio  tenían hasta nevera donde mostraban la carne el queso crema, la mantequilla. Eso desapareció, y no solo de las neveras de la calle, si al refrigerador de mi madre, le sacas las botellas de agua, los plátanos y los huevos bien puedo meterme dentro  de el con el resto de las cosas y sigue sobrando espacio.

Todo se fue mudando sin posibilidad de permuta, nada regresó, nada volvió, y la carnicería que hoy espera abastecerse de algo más que huevos, también se vació.  No esperes que los huevos sean frescos o tengan fecha de caducidad, eso poco importa, la salmonela ya forma parte de nuestra flora intestinal y se ha vuelto inocua... ¡Ay, si yo les contara!


      Antes yo hurgaba en el monedero de mi madre y siempre tenía pesos y monedas. Se iba a la calle de compras y volvía con la cesta  llena y con vueltos dentro de su cartera. Hoy sales a la calle con  dinero y vuelve con la cesta medio vacía y con escaso vuelto en el monedero, y  eso con suerte;  porque otras veces sales con un fajo de billetes y no compras ni la calma. No hay nada de vergüenza en las tiendas por divisa y en la calle, encuentras relativamente lo mismo que cocinaste ayer  y hace dos días y casi lo mismo que llevas cocinando todo un mes. Hoy soy yo quien le llena la cartera cuando estoy en casa, porque su pensión se esfuma en cuestión de horas, cuando antes eso era impensable. Se vive para comer, no se come para vivir. Las sobremesas son para planificar las cazuelas de mañana y para conspirar entre susurros nuestros males. Nadie alza la voz y si se me ocurre hablar más de la cuenta, la risa nerviosa de mi hermana y  de mi madre no tardan en avisarme de que hable bajo, porque la policía está a  dos metros y medio de la pared de la casa. Menuda mierda  la de tener allí un criterio en voz alta, nadie entiende nada, y con el lema de siempre "Nena, no vas a resolver nada", cierro el pico y termino de hacer mi pesada digestión mientras voy fregando los pocos cacharros.

   Yo no tengo dudas; a los cubanos nos sigue gustando nuestra comida, pero no es menos cierto que ante la escases, ya ni siquiera se cocina bien. Entre ollas reinas, arroceras y cazuelas desmangadas sobre antiestéticas hornillas eléctricas, la comida se perpetra. Es un mal plagio a las tradiciones, a los libros de Nitza Villapol  y a la comida de mi abuela. Tantos  años de racionamiento y muerte gastronómica, acabaron con nuestros legendarios fogones, y con ello palo estamos dándole a nuestra cultura. La ruta de las especias se borró de nuestro mapa y todo atisbo de ornamentar  nuestros platos, desapareció. Pero eso al estado poco le importa. Hace más de 25 años que en la televisión ni en ningún lado te enseñan ni a cocinar un salmón, sobre todo porque no hay salmón, el arte de cocinar como dios manda yo creo que nunca existió. Da igual que el espagueti se infle como un dedo o la carne quede como un cartón, no tienes la opción de aprender, de mejorar... Masticar y engullir , que ya de por si, es una bendición.
 ¡Al carajo!  No sé lo que va a pasar en el futuro, no tengo ni idea, pero esto es una realidad al margen del cambio y mientras en los puestos del estado el comején se come las paredes, yo trataré de que la plaga, nunca llegue a la casa de mi madre.

-.Emnis Campos Calzado.

martes, 29 de septiembre de 2015

"En la zona de confort"


Nuestra zona de confort a veces es el lugar perfecto para aburrirnos y no hacer nada. Aún si estamos cómodos con todo lo necesario para vivir, quedarse al margen se puede convertir en la rutina perfecta para desencadenar nuestra apatía hacia todo lo que nos rodea.
Hay personas tan metidas en su zona de confort, que experimentar aventuras les parecerá un drama y de ahí que cualquier gestión, por fácil que parezca, se convertirá en una tormenta dentro de un vaso de agua.
Si te quedas estático ante las adversidad o si simplemente te apartas para librarte de ella, te transformarás en un ser solitario e ignorante de todo y , llegará el momento en que sentirás que tu zona de confort se reducirá y todo cuanto tenías dentro, te parecerá pequeño. El estar cómodo en tu zona de confort no implica que no te expandas; tienes que confiar en tu intuición y avanzar, de lo contrario serás siempre un inadaptado y solitario ser al borde la vida, esperando el devenir de la muerte.
Recomendarte a que asumas riesgos es coherente. Todo aquello que te limite a descubrir lo que hay más allá de tu área de seguridad, te estará mutilando tu realización personal. El saltar hacia lo desconocido te hará caer, pero a menos que haya un fracaso total, aprenderás a levantarte y caminar, forjar tus experiencias y volar. Te enseñará que fuera de tu zona de confort, hay en todos los aspectos de tu vida, algo más que fortalecerá tu autoestima y al mismo tiempo tu felicidad.


-.Emnis.

jueves, 24 de septiembre de 2015

"Diario de una opinión muy personal"


 Yo creo que no existe un cubano sobre la faz de la tierra que al encontrarse con un extranjero, éste  no le pregunte sobre Cuba y Fidel. Se ha convertido en pregunta casi obligatoria. Es como una especie de turismo virtual de primera mano. A mi me pasa todo el tiempo. Pierdo la cuenta de las veces que mis pacientes me preguntan sobre mi país, pero prima más la pregunta sobre: Si tengo la certeza de que Fidel está vivo o sobre mi opinión de qué pasará en Cuba cuando los "Castros" dejen de existir. Entonces llega el momento resumen de contar en breves palabras lo que tanto desean saber, y sin remedios mutilo la mayor parte de la historia porque creo que no van a entender del cuento ni la mitad.
    He llegado a la conclusión de que la mayoría que pregunta sobre mi país están más interesados en el tema político que en cualquier otra cosa. Creo que buscan esa opinión especialmente personalizada del nativo, de ese que viene de allí y que sabe supuestamente toda la verdad de punta a cabo.
   En diciembre regresé de visitar a mi familia, exactamente cinco días después de que Raúl Castro anunciara al país y al mundo el inicio de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos de América. Desde entonces ya nadie me pregunta por Fidel;  ahora la pregunta clave ha sido:
- ¿ Y qué, ha mejorado algo en Cuba ahora que han cambiado las relaciones con los americanos ?
Voy a pensar que se refieren a qué pensamos los cubanos sobre estas nuevas propuestas y aperturas y no sobre si ya hay mejorías, avances y armonía en tan breve período de tiempo.
   Al principio me resultaba un poco chocante la pregunta. Tal parece como si la mayoría de la gente que está fuera de Cuba pensara que hay como una especie de muro de Berlín  entre La Florida y La Habana, y que se ha caído, que ahora todos podemos pasar de un lado a otro sin problemas, y que se acabó la miseria, y que ahora existe una especie de puente al estilo Brooklyn desde Miami hasta el Morro de la Habana por donde circulan los dólares de una lado a otro, y la gente va y vine cargada de cosa, y los empresarios llegan  con planos sobre los hombros para cambiar media isla en un santiamén. Y no es así. La realidad virtual está muy lejos de cualquier realidad nacional.
    Aunque el mundo siempre se divide por todos lados y las opiniones no cejan de ser buenas o malas, a favor o en contra, yo tengo mi opinión muy personal, y aunque no vivo ya en Cuba desde hace siete años, allí nací, crecí, estudié, trabajé y vuelvo cuando quiero para visitar a la familia, sé de lo que hablo.
    Pasaron cuatro años desde la última vez que regresé a Cuba y lo que encontré tiempo después fue a un  pueblo aún más raído, generalmente más empobrecido y desconcertado. No voy a generalizar, hablo exclusivamente de lo que a mi entorno concierne. Cuando llegué a mi cuidad natal, estaba más fea y destrozada que cuando la vi por última vez, pero estaba aún más fea y destrozada que hace diez años y mucho más fea y destartalada que hace veinte años; porque hace treinta años, mi pueblo, ese de Mayarí que yo conozco, no estaba así. Los mayariceros saben de lo que hablo, aquel vallecito florido de toda la vida no se parece ni de cerca a lo que era antes. Contradictorio, porque las comunidades humanas generalmente se desarrollan con el paso del tiempo. Es verdad que con los años las cosas envejecen, pero se ponen interesantes;  pero en mi pueblo, el desarrollo se paralizó, toda transformación ha sido aún más decadente; a excepción de algunos proyectos en concretos que no sé si han sido para mejoría o para empeorar situaciones, como el enorme embalse conocido como La presa de los melones,  que es como una especie de aneurisma dilatada en la arteria del que fuese el caudaloso río de Mayarí y al que le disminuyeron su caudal para engordar aún más a la vieja y reformada represa y que como consecuencia  hoy el río languidece como un simple arroyo  cimarrón prácticamente de aguas negras, mientras que la nueva represa sepultó bajo metros y metros cúbicos de agua, algún que otro pueblito de la campiña oriental por las tierras la sierra de Mayarí, eso por poner un ejemplo; y porque no hay una nueva construcción que sea digna de decir ¡Oh wuao!
Todo se ha quedado en los mediocres formatos cuadrados y desazonados  de la era socialista.
      Por otro lado desde aquí puedo responder a la ya histórica pregunta de que "si Fidel Castro está vivo":
 - ¡ SI, FIDEL CASTRO ESTÁ VIVO! hasta el momento en el que escribo esto vive; vive su senilidad en privilegio como cualquier mandatario retirado, vamos que de eso no hay dudas. Además lo dicen los periódicos, sale en la televisión de manera fugaz y asocian los diarios del día con cualquier noticia y su imagen como acta de no defunción. Así que está viejito, encorvado, lúcido y VIVO.
   Ahora bien, con respecto a Cuba les puedo asegurar  que de aquella revolución narcisista con la que crecí y viví toda mi vida hasta ahora, ya va quedando muy poco, se nota en el estrés social. Ya casi nadie se mira en aquel espejo televisivo de toda la vida, que por cierto, sigue anclado en el mismo lugar de hace quince años, he aquí una muestra de ahora diciembre de 2014,


con la diferencia de que ahora en casa, podemos ver el color de la corbata de Randy, "el eterno moderador", y todo gracias al nuevo televisor que le regalé a mi mamá; el que había antes empezaba a verse morado y como ruso al fin, tenía los colores alterados, todo el mundo en la tele se veía rosado. Ja, ja, ja, ja.
   Aquellos tiempos de cuando nos adjudicábamos el título de ser los mejores en casi todo, van desapareciendo. La autosuficiencia  creída de aquel sistema es hoy una mera utopía y el perpetuo socialismo, definitivamente va caducando junto con la generación que lo creó, y que ahora es el calendario de la vida quien se encarga de llevarla al borde de la extinción.
    Las nuevas generaciones se van alejando de todo marco unitario y de los patrones marxistas que se destiñen lentamente y  que pasarán al recuerdo inevitable de una época que se torna muy vintage. Los vicarios del régimen se van acotando y los verdaderos revolucionarios del futuro llegan implacable con nuevas y renovadoras ideas. Aquella adhesión plena  de los seguidores del Partido Comunista al marxismo-leninismo como un matrimonio casi católico entre el y todas sus doctrinas se desvanece, y preparan  poco a poco los papeles de divorcio; es solo cuestión de tiempo que se haga legal la ansiada ruptura. La mala convivencia, la falta de libertad, la desconfianza, y la rutina matan cualquier amor incondicional cuando se sobrecarga de promesas que nunca se cumplieron.

  Con la ineficiencia, las mentiras, la falta de libertad de expresión y la extinta democracia, es difícil estar bien con Dios y con el Diablo. Al muro comunista le han empezado a salir grietas, el pueblo se sacude su inconformidad y muchos han comenzado a librarse del silencio. A la vieja guardia ya le espera la extinción y ante la evolución, es difícil controlar las críticas. Los móviles e internet ahora son el mayor agujero por donde se les escapa la información, y ya es una  media realidad. El control que tenían sobre nosotros desde hace medio siglo, se tambalea y caerá definitivamente como La Torre de Babel. Es cuestión del tiempo que todo lo puede.

   Fidel Castro jamás será beatificado, así que es cuestión de tiempo que todos aquellos que creyeron en él y en su eterno discurso, se busquen otros ídolos.
  La perspectiva que tengo de la Cuba de hoy, es de un pueblo que se pasea por los bordes escarpados de la apocalipsis, tratando de medrar por un futuro que le puede salvar, pero que con el miedo al miedo que provoca el cambio, no se atreven a saltar. Todo fin nos lleva a un nuevo comienzo, pero ese punto de partida por ser desconocido se muestra miedoso, y quedarse del lado de acá, con la escasez racionada pero segura, con la educación  marxista pero gratis, con la salud quebrada pero universal para todos, es una opción de confort perfecta para el que no se acostó en otro colchón que no fuera el de aquel relleno de pajas, "es un decir".
   Mi pueblo, ese Vallecito Florido como se le conoce, "pero sin flores", me deprimió. Las calles rotas, algunas por reparaciones y proyectos de acueductos y otras porque hace más de 30 años que no se asfaltan y la delgada capa que separa al calzado de la tierra santa ha desaparecido. Se reconstruye a destajo, sin estética ni buen gusto. Los barrenderos se extinguieron y el polvo se ha fosilizado.  No hay estructura de mercado, ni siquiera  en el mercado negro, porque hoy te venden un trozo de queso agrio y mañana ya no lo tienen, se ha terminado. Y así pasa con todo lo que los cubanos sabemos que hay, de lo poco que dura y  de lo fácil que luego desaparece, pero este tema merece otro diario.
   Nuestra economía tocó fondo  allá por los ´90 y a partir de ahí muchos se empezaron a dar cuenta del enorme descalabro, de la endeble faceta de la dependencia que teníamos con la entonces Unión Soviética y comenzó así la era del descontento social y que ha perdurado en el tiempo. Un descontento que se va tornando intranquilo, pero que se aleja de cualquier debate político por pequeño que sea. En mi país de momento no se admiten más reclamos que no sea el que dicta la ley. Cualquier otra cosa que se salga del margen establecido es neutralizado como si de una mancha se tratase.
    Para los que crecieron entre la dictadura de Batista y la revolución, el tiempo solo existe hacia atrás , pero para los que germinan en esta era moderna, el tiempo es oro y no se puede perder ni un minuto mirando más hacia atrás cuando hay  tantas cosas que hacer y que cambiar en el futuro. Escucho que hoy  las consignas han ido bajando de tono, los reclamos  fervorosos ya no son de ¡Patria o Muerte! ni las medallas del triunfo son dedicadas a Fidel. El discurso político ya no es tan erudito ni apasionante, las cosas, como decimos nosotros, van cambiando de color. Mi país es una nación en ruinas, desbancado, endeudado, insuficiente, inmensamente rico en cultura, tradición y geografía, pero  que se viste de seda y lino blanco para tapar su empobrecida economía.
    Los cambios en Cuba vendrán, el mundo lo verá, es cuestión de tiempo, pero de mucho tiempo; mientras tanto hoy y ahora, salvo algunos cambios, todo sigue de igual a peor.

 -.Emnis Campos Calzado.

  

  

  

  
  
  
   

  
   

viernes, 11 de septiembre de 2015

"Mi reencuentro con Don Quijote de la Mancha"


Que alguien traslade las palabras de Cervantes al castellano moderno, eso no tiene precio.  La “Magnum Opus” de  Saavedra para tener más de 400 años aún se mantiene joven. Y como un bebé recién nacido  en pleno siglo XXI , en el mismísimo 2015, llega por fin a mis manos lo que yo pudiera decir, el diccionario real de la lengua española moderna de  Don Quijote de la Mancha.  Sentirme  ahora mismo tan cerca de esta obra maestra, es como volver a ser niña otra vez.  La primera vez fue fascinante, era de lectura obligatoria en la escuela, aún así ya me parecía fascinante.  En aquellos momentos entendí un poco la historia, gracias a nuestra profesora de literatura y español , que párrafo a párrafo nos fue destripando las locuras del quijote, mientras buscábamos en  el diccionario algunas que otras palabras que solo Cervantes entendía.  Pero aquella historia más allá de su famoso encabezado,  quedó como una nebulosa en mi cabeza y desapareció.  Años después, mientras ya trabajada en Cárdenas, estuve alquilada en una casa  donde había una caja llenita de libros viejos que guardaba la dueña. Yo no pedí permiso para mirar y  hurgué como una sabandija entre aquellos tomos y allí me encontré con el Quijote y  Sancho en  versión Castellana original, solo por el aspecto que tenía el libraco me emocioné y días después comencé a leerlo, pero el condenado era tan gordo y tan complicado, que lo dejé a un lado. A mi el español no se me daba nada mal, pero estaba a cien años luz de aquel lenguaje tan antiguo. Lo más cerca que estuve de un español nativo fue  de mi abuelo Avelino y encima hablaba gallego . Luego pedí comprárselo a la señora, pero me dijo que era de su difunto marido y que aunque ella no lo leería, tampoco lo vendería y lógico, una pieza como esa, vieja, bien vieja, empolvada y original, no tiene precio. Me quedé con las ganas.

Pero las señales se sucedieron después. Un día llegué a España, me compré un coche y una noche llegó mi esposo con un regalo para mí.

Un llavero, un llavero del que colgaba un sombrero típico manchego  y dentro de el a relieve El Quijote y Sancho Pansa. Y desde entonces hace ya cinco años que cuelga de mi llavero tan hidalgo caballero y su fiel escudero a los que cada día veo, cada día escucho y cada día me roza el muslo mientras conduzco, como diciendo:
-  Estamos aquí. ¿Os acordáis de mí?
Entonces, entre lectura y lectura, me encuentro con esta frase de Vargas Llosa que dice: “En la versión de Trapiello la obra de Cervantes  se ha rejuvenecido y actualizado, sin dejar de ser ella misma, poniéndose al alcance de muchos.”   Y ahí me incluí.

-. Emnis Campos Calzado. (E)

martes, 8 de septiembre de 2015

¿A quién le rezo yo?



No tengo ni la más mínima seguridad ni convicción de que existan los seres celestiales, menos de aquel que ascendió a los cielos para sentarse a la diestra del señor. Ni siquiera sé como podría definirme yo en estos momentos, porque pese a mi incredulidad para creer, muchas veces me he encontrado rezándole a todo dios por un motivo o por otro.
Tal vez sea una agnóstica débil, pero mi fuero interno más de una vez ha rechazado la idea de que los dioses existan.  Bien podría yo pertenecer al grupo de los teístas por esos momentos en los que invoco a las deidades  en mis prosas y  poemas pero no, lo hago por puro morbo literario; pienso en todo lo que escribo, pero no creo en todo lo que pienso.

He escuchado tantas veces decir que hay un Dios creador del cielo y de la tierra, que por lo menos debería de creer en él, pero no, no soy deísta y hasta que no lo vea con mis propios ojos, qué me van a contar los demás si para mi Abraham seguirá siendo un personaje más de una historia más que leí en un libro llamado Biblia. 
    De ahí que todas esas clasificaciones esotéricas terminadas en -ísmo, no me transmiten más que historia y curiosidad. Así que sí, soy una atea, una agnóstica que no cree ni descree la existencia de Dios, porque tengo la esperanza de un día ver esa señal de la que muchos hablan. Tantos millones de fieles no pueden estar equivocados, vamos creo yo. Pero mientras eso sucede, me adjudico aquello de que ojos que no ven, corazón que no siente y eso me hace sentir mejor.
   Pero conociéndome como me conozco, bien podría encajar yo en un grupo muy original llamada la "rastawoman"  por lo que decía Bob Marley: "No tengo religión, soy lo que soy, soy un rastaman, entonces esto no es religión, esto es vida." Así que creo que tengo todos los ingredientes necesarios para ello, y aunque lo del estilo "Dreadlocks" o Rasta  no me mola mucho, con todo lo demás me identifico.
    A veces pienso que si Dios creó el universo a mi me mutaron en el trayecto. Yo no tuve la elección de escoger si quería ser o no ser creyente. Ni siquiera mi madre tuvo la opción de elegir, y eso que mi ascendencia genealógica es rica en injertos africanos y españoles;  pero mi catolicismo quedó varado en algún rincón de mi ADN y jamás se desarrolló. Como tampoco se desarrolló mi sincretismo, que desde que aprendí a escribir y comprender, fue sustituido por una doctrinas totalmente diferente y donde el bautizo fue a golpe de consignas, pañoletas y un juramento sobre una carátula muy Marxista-Leninista que nada tenía que ver con las sagradas escrituras. Una educación extremadamente laica  desde la A hasta la Z y no tuve la opción del alfa y el omega.
 
    Hoy, 30 años después, me veo en un campo totalmente desolado, con una crisis cultural  que remiendo a base de lecturas para poder entender  QUÉ FUE LO QUE ME PASÓ Y TRATAR DE PERDONAR A AQUEL QUE TUVO LA CULPA DE MI APÁTICA FE. 
   Me he sentado horas y horas hablando con mi madre del pasado, con mi abuelo, con mis tías, con los primos, con los vecinos, pero descubro en todos ellos una fe escondida, casi confundida, que me ha llevado a cuestionar si en realidad muchos de ellos saben qué significan sus credos y si su espíritu se identifican con eso en lo que realmente ellos dicen creer cien por ciento.  Quisiera descubrir el punto exacto donde perdimos esa práctica, porque en mis venas, corre sangre de mezcla africana de una negra llamada Catana que tal vez fuera Yoruba o Lucumí; a ella la arrancaron de raíz de aquella tierra africana donde seguro más de una vez bailó al son de unos tambores invocando a sus deidades de Ñañigo o Avacuá. Mi pelo aún es bien rizo, eso no lo perdí, pero todo lo demás, ¿a dónde fue a parar?
   Me vi creciendo en una época huérfana de toda libertad religiosa, donde hablar de la membrecía pentecostal era un tema prohibido. Nada en mi amplio programa estudiantil  abarcaba la rica historia  de una Cuba mixta, nacida del medioevo europeo, del palo monte africano o tocada por el vudú de mis vecinos haitianos, algunos enraizados muy  cerca del lugar donde nací. Me quedé con ganas de escuchar en la biblioteca de mi escuela una conferencia coherente sobre la diversidad de religiones existente en mi país, que son muchas; y no de sentir fastidio por el bautista, por el pentecostés, por el presbiteriano o por el metodista. A no rechazar al Testigo de jehová y a entender al luterano, al Musulmán, al Budista, al metodista, al anglicano, los mormones o al mismísimo cristiano.
 
    Por mucho que mire hacia atrás, no puedo dudar que tres décadas sumaron tiempo suficiente para mutilar cualquier nexo con mi libertad para decidir si mi dios era Elegguá, Changó o Yemayá. Fueron décadas de un riguroso ateísmo que me alejó de todo dios y me inculcó aquel sui géneris marxismo que hoy a cuarenta años de mi vida, me tiene discretamente intoxicada.
 Limpia de cualquier creencia e ideología, soy un mosaico étnico que no encuentra encajar más que en el grupo de los proscritos, de los que miramos al cielo y cerramos los ojos pidiendo misericordia a mi perro muerto, a mi abuela ausente o a la negra Catana ahora mismo aquí presente. 
 Fui proletaria, una más en aquel grupo del hombre nuevo, con una fe mutilada y apta para el partido que me ensambló en una sociedad que juro por tu Dios, nunca fue tan socialista. Con la fe ciega en una doctrina que jamás funcionó. Creyendo en la nada. Ignorando fechas, celebraciones y peregrinajes. Sustituyendo las efemérides de la república por el 1ro. de enero, las navidades, reyes  y año nuevo, por el triunfo revolucionario y tal vez el nacimiento de algún santo por aniversarios históricos de gestas, asaltos y desembarcos. Aún dudo si la masa de mi cerebro sigue siendo gris, porque de rojo bandera siempre se cubrió.
    Me es difícil a estas alturas de la vida, sentirme identificada con algo en lo que nunca he creído. Pero doy gracias  a todo aquel que invoque a su santo para mi redención. Amén.

   -.Emnis Campos Calzado. (E)
  
  

    

  
  
  
   
    


jueves, 27 de agosto de 2015

Autosuficiente amor.

Acuéstate a mi lado y dejemos que la noche nos envuelva.
No seas mano, ni labios,
que yo no seré piernas, ni brazos.
Seremos solo piel y alma en la quietud
mientras el amor nos va refugiando.
 -.Emnis.

"Mi silencio es sagrado"


Hay que ser valiente para transgredir el silencio de una mujer.
Cuando una dama se abstiene, por favor, no hay más, respete el claustro.
Y si el toque de queda permanece y ese intruso por casualidad vuelve,
se convertirá en incordio y lentamente... muere.

En el silencio de una mujer hay tantos ecos,
que una simple palabra se transforma en ruido.
Por lo tanto "Señor", tenga cuidado,
porque del silencio se vuelve, pero no del olvido.

-.Emnis Campos Calzado.

martes, 18 de agosto de 2015

"Hora de partir"


El instinto me dice que corra, que me ponga a salvo, que no mire atrás, que vuelva a empezar.
Todo en ti es una alarma, un espejo donde miro mi impávido reflejo a punto de desaparecer.
En tu mirada ya no hay aquella génesis que me hipnotizaba, por eso, donde hay oscuridad no me refugio, no quiero ser tragada por el desamor.
No eres mi agujero negro y si he de ser engullida por algo, que sea por la luz.
       -.Emnis Campos Calzado.

miércoles, 22 de julio de 2015

Mi exilio.




   Bendito aquel que tuvo el temple de abandonar el nido y aprendió a vivir desde la distancia. Benditos aquellos que buscaron refugio en tierra ajena porque en su tierra, sobraban los profetas, y sus ideas fueron perseguidas y anuladas. Bendito el que desafió los mares y navegó con la brújula que el viento le brindaba y se perdió entre manglares, pero al final llegó, corrió, saltó y cayó de bruces ante la libertad. Benditos los que sobrevivieron con esperanza y con fe, mientras perdían toda referencia de aquel horizonte conocido y viajaron hacia un mundo diferente, con espacios, costumbres, historias, culturas, personajes y valores totalmente nuevos. Bendito aquel que se sobrepuso a la confusión, al miedo, a la inexperiencia, a la marginación social y mezcló su identidad hasta fundirse en el medio. Bendito el exiliado, el expatriado, el desterrado, el expulsado.
 Y bendita yo también, porque así me decía mi madre y mis abuelos siempre que me marchaba de casa:  - Bendición mamita, bendición abuelo, bendición Papito y  me respondían "Santito mija, Santito".
Así que les hablaré de mi exilio personal, de aquel que comenzó cuando me alejé de casa la distancia suficientemente como para empezar a extrañar. Escuelas al campo, el servicio voluntario, la escuela militar, mi etapa de cadete en la universidad de medicina, la residencia, el trabajo y el matrimonio en sí, con la consecuente salida del país; hicieron todas ellas la suma de mi llamado exilio personal.  Y así, alejada de todo cuanto siempre había tenido, dígase familia y pueblo en general, pero sobre todo, de esa familia a la que tanto quiero, comenzó mi obstinada carrera, esa que me obligaba a insertarme en esas otras nuevas realidades con colores y sabores muy diferentes a los de mi pueblito natal.
 - ¡Sí, correcto! Llámenlo crecimiento personal, desarrollo físico o estadios de la vida; pero para mí fue como mudar la piel y dejar el alma a la intemperie una y otra vez.
    Toda aquella metamorfosis personal  vivida minuto a minuto, me fue llenando el morral de la añoranza, hasta tal punto que en cada despedida que me hacía mi madre, llorábamos tanto, pero tanto, que decidimos reír y hablar en vez de llorar;  pero que va, tras cada discurso de despedida, hasta el perro lloraba con nosotras a moco tendido. Inevitable, irremediablemente inevitable tal situación, sobre todo cuando tienes que dejar atrás tanto amor. Y ahí, en ese punto exacto de despedidas y tristezas, comenzaron mis dudas, mis crisis de identidad, mis inseguridades. Aquella adolescencia entrando en constantes fases de luto por la pérdida irremediable de mi niñez resguardada. Aquella, mi temprana juventud, se fue haciendo mayor, fuerte, luchadora, simuladora fiel de momentos tristes, experta en las perspectivas que la vida me brindaba en cada momento. Me fui haciendo sensible, pero a la vez, resistente de una fase que se prolongó en el tiempo donde no hubo retorno más que para cortas y estrictas vacaciones de regreso al hogar.
   Nunca he podido eludir mi exilio voluntario, digo voluntario porque no tiene nada que ver con la política, ni con el sistema;  tiene más que ver conmigo, con mi expatriación, con mi fuga hacia esa libertad controlada y ese espíritu de aventura que tengo de conocer que había más allá del lindero de mi casa, de mis fronteras. Y aunque en mi  trayecto migratorio he estado rodeada de personas increíbles, buenos amigos y mi esposo, me sigue acariciando esa soledad familiar que, por desgracia, no he podido palear y no he logrado tenerlos aquí a mi lado como me gustaría, porque si no, hasta los restos del perro que yacen en el patio de la casa, hubiese venido conmigo.
   Mi exilio fue temprano, y "gracias" que no fui sietemesina como mi hermana, si no, mi exilio sí que hubiese sido aún más prematuro. Ella por suerte (creo yo), aún pasea bajo las faldas de mi madre, mientras yo me agarro a las fotos y recuerdos de mi último viaje.
     Y así, como una más de este inmenso fenómeno grupal que es la inmigración, vivo enlazada en la lejanía con mi familia y amistades, acortando distancias a través de las palabras y simulando un bienestar que se ensombrece por tan prolongado desarraigo y sigo aquí; extrañando mi cuna, mi barrio, mi gente, y muy escasamente llorando mientras voy aprendiendo cada día las cosas maravillosas de este hermoso país que poco a poco me adopta.

          -. Emnis Campos Calzado.

 
 

viernes, 17 de julio de 2015

Amor Clandestino.

El amor clandestino surge en el momento en el que no nos conformamos con aceptar los límites de nuestra libertad personal. Cuando saltamos y transgredimos normas infringidas a un amor que jamás debió de tener fronteras. Cuando ese tozudo deseo nos lleva a un encuentro furtivo donde la ganancia no es más que un amor hipotecado, sufrido, siempre pendiente, sometido al juicio constante de la cordura y la frustración  latente de anestesiar nuestras voluntades y al mismo tiempo ese deseo irracional de rebasar los límites.
  - "No obedezcas a mi amor, así no seremos víctimas."
Nos dijimos en incontables ocasiones. Pero pudo más ese deseo azaroso de tomar a voluntad lo que tanto se nos negaba, y preferimos saciar ese apetito ilícito de robarnos miradas, besos, abrazos, orgasmos de pasión afectiva, tal vez intelectual o simplemente por una atracción sexual, porque al margen de todas  ellas, sigue el corazón matando a muerte un sentimiento imposible.
Saltarse lo prohibido no nos libera, sino que nos esclaviza, nos acota la libertad y nos arrastra todo el día entre el dilema del querer y no poder disfrutar a plenitud de ese fascinante juego prohibido de seducción y aventuras.
 Así son todas estas inconstantes emociones por la que transita el amor clandestino.

-. Emnis Campos Calzado.





miércoles, 8 de julio de 2015

El poder está en nosotros.

El poder está en nosotros.
Escucha como tu fuero interno se mezcla con el mundo que te rodea y desaparecen las barreras, los defectos, lo imposible. Que nada ni nadie nos quite las ganas de disfrutar de la vida.
Mutila los malos pensamientos, no le dejes siquiera cojera. Que se cansen, que se arrastren, que fallezcan. No merece el desaliento la más mínima compasión. Y si tenemos que desangrarnos en el intento, que la hemorragia nos alcance en libertad; porque aquello que está y que muchas veces no vemos, es lo que nos cura y nos llena de energía, es lo que nos repone y nos hace renacer y crecer en la adversidad.
Hay un mundo lleno de magia, y no está escondido. No te preocupes si no lo ves y no sabes por dónde empezar; ese primer paso es el camino y con el todo lo demás se pondrá a la vista, sorprendiéndote, llenándote, vivificándote.
La angustia, la falta de voluntad, el desaliento, la desmotivación, el enfado por lo que no tengo y por lo que no puedo, todos juntos se vuelven nuestros escombros y allí, ganando peso entre los incomprendidos, encima de las ganas, se fortalecen y aplastan.
Avanza, el oxígeno está, solo hay que levantar los brazos y verás como se hinchan tus  pulmones y flotarás.

El poder está en nosotros. Pon la vista siempre al horizonte y jamás perderás el cielo.
                              
   -.Emnis Campos Calzado.

Ángel corrupto

Eres mi momento infinito.
El polizón de mi espacio profundo.
Traficante experto de sensaciones perdidas.
Eres la grasa en la calma oxidada.
Eres pócima y conjuro reviviendo el fantasma de un amor dormido.
Y del letargo se despierta el ángel,
se da a la fuga, se hace corrupto,
le va el amor... ya es un convicto.

   -.Emnis Campos Calzado.

A mi madre.

Bendita eres entre todas las mujeres.
Y en tu vientre el milagro de mi vida.
Por eso:
Creo en ti y en el poder de tu amor infinito.
Ese que cura heridas y alivia los dolores más profundos. ...
Sobre mis llagas tus manos cálidas y entre tus labios besos que lo curan todo.
Eres divina, delicadamente primorosa y bella.
Te adoraré siempre, hasta el fin de mis días.
Veneraré y alabaré tu figura a toda hora y en todo momento.
Y si el dolor me invade, invocaré tu nombre apretando mis manos contra el pecho.
Mis rezos te traerán de vuelta una y otra vez y con el poder de ese amor infinito
aliviaré mis males y curaré mis penas.
Saber que existes, que te he visto y te conozco, todo eso me sosiega.
Que mis demonios mueren tras tu imagen y benevolencia
y contigo la paz siempre llega.
Eres la réplica exacta de otra santa llamada abuela,
a la que recuerdo siempre misericordiosa y buena.
La magia de volver abundancia la carencia,
de hacer de la miga un pan que sabe a gloria y que llena.
Eso solo lo puedes hacer tú, MADRE, de veras.
Entonces.
¿Cómo creer que existe algo más, si tú lo eres todo?

-.Emnis Campos Calzado. (E)
  Foto: Mi madre. Milsa Calzado Lisabet.

Adúltero felchazo.


No sé lo que hay más allá de o después de, pero ahora  lo que hay es una mujer en la distancia, a la que increíblemente tú le has despertado sus fieras. Una mujer en tu distancia, sonsacando tus ganas, disfrutando tus palabras. Una mujer que repta sedienta en tu cabeza encontrando la manera de tocarnos sin hacernos daño. Tratando de hacer realidad lo imposible. Soportando el conformismo con repugnancia. Una mujer que te piensa, que no sabe por qué razón te desea. Que en años no te ha visto y ahora repara en ti con unas ganas incoherentes. Una mujer seducida, encantada, que se iguala a tus ganas, que comparte y despluma sus confidencias. Una mujer que ahora mismo desearía tener alas y volar.

  Es el tono de tu voz oculta, es la clandestinidad de nuestra efímera relación, es nuestro secreto ese otro más allá. Eres tú en mi distancia y soy yo en la tuya, encontrando atractivos y tratando de suplir como sea todo esto que sentimos así, de la nada. No pensé ni por un segundo que tú también podrías ser mi adicción, y míranos aquí, atados a esta forma de locura que pocos por miedo, le llaman amor. Anoche, mientras yo dormía te sentí a mi lado, he despertado y siento que sigues aquí, amarrado a mi espalda, anclado a mis caderas, respirando en mi nuca, con tu frente pegada a mi pelo, amándome  tan profundamente que mi cuerpo ahora mismo ha nacido de ti. Que placer, que deseo, que vicio, que juego de seducción, que manera de meternos el uno con el otro hasta el punto de desearnos felices, complacidos, pareja. 

  Mi vientre está en pie de guerra. Ha comenzado un conflicto entre dos mundos y se avecinarán tiempos difíciles donde el alma y el espíritu  debatirán su felicidad, mientras el cuerpo permanecerá al margen esperando  la rendición o la victoria.
Yo solo deseo sábanas blancas y paz, es difícil, espero que nadie salga lastimado en todo esto, porque tu físico en mi física no sé, pero tu química ya me ha conquistado.

   -.Emnis Campos Calzado. (E)

"Canción de barrio"

"La ciudad se derrumba y yo cantando." Silvio Rodríguez.
Sus letras unas veces llanas otras exquisitas, nos representaba un ídolo musical, una enseña, un símbolo de la sociedad en la que nací y me crie. Trovador, con una oratoria y un verbo entre cuerdas tan impresionante, que tal vez su talento vocal tan criticado, muy poco nos importaba.
Recuerdo la primera vez que la tele en blanco y negro que había en mi casa le puso rostro y yo reparé en él. Era un concierto en la escalinata de la Universidad de La Habana, tendría yo unos once años por ahí y décadas después entre desfiles universitarios y noches de escapadas a conciertos, pude al fin descubrir el color de su guitarra y tararear las canciones aprendidas. Él creía en sus letras, se sabía profeta en su tierra y más de una vez bajó el tono de sus cuerdas para en un gesto algo suficiente, mandarnos a callar, tal vez porque sentía la necesidad de comunicar con extrema claridad las letras que ya muchos sabíamos. Éramos muchos los que llevábamos libretas llenas de sus versos y recortes de canciones.
Un habanero con su instrumento a cuesta, peregrino en una isla preñada de su música y huérfano de su presencia, que por fin se adentró en los barrios y municipios de nuestro país al encuentro del pueblo profundo, de genios del invento y de la supervivencia. Creo que sabía que había llegado la hora de bajarse de aquellos exclusivos escenarios, alejarse de las escalinatas, los salones y los teatros y tejer una nueva ruta que le llevara a esa Cuba invisible, marginada, donde hasta el polvo del camino describe a una sociedad sedienta del cambio y de un futuro mejor, pese a que algunos rezan que "...como pobres, vivimos bien."
Me admira el salto que ha dado mi pueblo oculto, respirando ahora a través de los medios y documentales como el que aquí comparto. El reflejo de mi gente que ya no se silencia, que vive una época de intentos, con la necesidad permanente del invento exacto que les lleve a encender lo muerto. Se destapan poco a poco los rincones despojados, las tripas de una sociedad compleja mirada de reojo.

  -.Emnis Campos Calzado.
 

Rondando abismos


- Andaba yo tocando fondo hasta que el amor me llevó a la superficie.
- Las historias de amor se suceden cada día, como cada día se lapidan sentimientos a la espera de un regreso.
- Nuestros deseos nos separaron y las ganas de estar donde queremos justifica la distancia.
- Vivir para sentirme de mil maneras y existir en todo lo real que me rodea. ...
- Te busco dentro de un laberinto de sensaciones.
- Una mente con alas. Así es la anatomía de un amor que vive del recuerdo.
- Entre Tú y Yo, poco que decir y mucho por hacer.
- Me paso los días oxigenando mi mente con tu poesía.
- La esperanza de verte pasa por unas eternas vacaciones. Retornar al lugar donde te quiero es un deseo postergado en el tiempo.
- Eras el último de la fila pero siempre me las ingeniaba para mirarte.
- La aburrida sensación de vivir en tierras del paraíso, cuando todo lo que añoras es jugar en el jardín del Diablo.
- Réplicas de frases con epicentros diversos. Maremotos de letras. Barcas de Noé que mantienen a flote palabras que nunca naufragan.
- Creo que es tiempo de modernizar la imagen de Cupido.
- Al parecer soy un blanco muy difícil para Cupido y cuando me roza, ni siquiera acierta.
- Miradas que no fueron para siempre. Besos de amor que fueron despedidas. Abrazos con palmadas de compasión y yo, creyendo en el amor.
- Si vas a pasar por mi vida, por favor, que sea despacio.
- Somos muchos los que tenemos la habilidad para encontrar el rastro equivocado.
- Nadie nota la música que hay en tus palabras, unas veces de saxo otras de piano, otras aunque indescifrables, sé que son tus dedos tocándome.


-.Emnis Campos Calzado.