miércoles, 8 de julio de 2015

A mi madre.

Bendita eres entre todas las mujeres.
Y en tu vientre el milagro de mi vida.
Por eso:
Creo en ti y en el poder de tu amor infinito.
Ese que cura heridas y alivia los dolores más profundos. ...
Sobre mis llagas tus manos cálidas y entre tus labios besos que lo curan todo.
Eres divina, delicadamente primorosa y bella.
Te adoraré siempre, hasta el fin de mis días.
Veneraré y alabaré tu figura a toda hora y en todo momento.
Y si el dolor me invade, invocaré tu nombre apretando mis manos contra el pecho.
Mis rezos te traerán de vuelta una y otra vez y con el poder de ese amor infinito
aliviaré mis males y curaré mis penas.
Saber que existes, que te he visto y te conozco, todo eso me sosiega.
Que mis demonios mueren tras tu imagen y benevolencia
y contigo la paz siempre llega.
Eres la réplica exacta de otra santa llamada abuela,
a la que recuerdo siempre misericordiosa y buena.
La magia de volver abundancia la carencia,
de hacer de la miga un pan que sabe a gloria y que llena.
Eso solo lo puedes hacer tú, MADRE, de veras.
Entonces.
¿Cómo creer que existe algo más, si tú lo eres todo?

-.Emnis Campos Calzado. (E)
  Foto: Mi madre. Milsa Calzado Lisabet.

No hay comentarios:

Publicar un comentario