miércoles, 11 de mayo de 2016

"Mami"


    Se llamó Milsa hasta que un error en el registro de identidad, hace unos años, le cambió el nombre por Mirsa; pero eso me da igual, yo la conozco por "Mami".
    Las veces que la he llamado por su nombre han sido en contadas ocasiones cuando le he gastado una broma al teléfono haciéndome pasar por otra persona y le he preguntando por ella, pero detrás de la intriga por reconocerme, me llega la risa floja y me descubre, y como si toda la alegría del mundo se apoderara de ella, me dice:
- ¡Neeena, pero que alegrííía!
Y entonces me vienen las palabras más sencillas del mundo que estoy segura le acarician el alma:
 - ¡Si Mamiiiita ,soy yo ! Y al momento la escucho reír. Y cuando eso sucede, me siento la persona más feliz y afortunada sobre la tierra.
   Si me pongo a resumir aquí sus méritos, sus virtudes, su valor, su integridad, su bondad ante la vida, y su infinita caridad, no me alcanzaría una eternidad para contarlo. Ser mi madre ya la convierte en la heroína de todos los tiempos. Ella ha sido el patrón de mi vida y en el intento de imitar sus pasos me he dado cuenta que mujeres extraordinarias son inimitables, así que no me ha quedado otra que seguir en mi papel de "La hija de Milsa"
   Machete en mano la recuerdo miles de veces, no hay matojo que se le resista. Fíjense si es así que la última vez que vino a España, me trajo un machete, sí, como lo oyen, por la aduana de Barajas se coló un machete de casi un metro, jajajaja. Ella dice que no hay tijera de podar que se compare con un machete, pero que va, yo sigo con mi tijera porque no tengo ni la mitad de la fuerza que tiene mi madre para empuñarlo y de un sablazo arrancarle de cuajo un gajo al eucalipto del patio.
   Mi mamá fue maestra, administradora de una gasolinera, oficinista de una empresa de transporte, económica de correos. Ahora ya está jubilada,  pero mientras todo eso pasaba, la vida y sus necesidades la hicieron zapatera, modista, costurera, artesana, comerciante, albañil, carpintera, electricista, cocinera, en fin... ama de casa y ahora abuela. Un camino plagado de haberes, de pura acción, de circunstancias y finales, que basta  mirarle las manos para descubrir su historia.
 ¿Cómo no amar con devoción a una madre que por encima de todos los problemas, los imposibles y  las dificultades, aterrizaba en la Habana en mitad de la madrugas con dos maletines y una caja repleta de arroz, frijoles, carne congelada y viandas?  Yo gritando S.O.S. a 800 km de su casa y en menos de 12  horas, una vez, hasta trasladando a un muerto que no conocía de nada, llegó a orillas de mi cama para secar mis lágrimas. Hoy cuando recordamos esta historia, con los años aún reímos y al mismo tiempo terminamos llorando.
   Me habían operado por segunda vez, de nuevo un S.O.S. a 800 km de la casa, pero en esta otra odisea perdió en un taxi camino a mi escuela, una caja de cartón llenita de comida. Nosotros, los del  oriente del país siempre que viajamos Cuba de un lado a otro si no llevas comida en abundancia, nos corroe la pena, y no hay maletas como aquí, por eso las cajas... Bueno era de noche y en la Habana y cuando se dio cuenta de su paquete perdido, rauda  se dispuso y anduvo la Habana como Eusebio, y  horas después como el que regresa de una guerra con la victoria plasmada en la cara, abrazada a su cajita, me dijo: - ¡Fui a dar a Alamar, pero aquí está la jama! No sé cómo lo hizo, pero la encontró.


   Esa es mi madre señores: Una sucursal del FBI, una experta en búsqueda y captura, ojo de halcón que todo lo ve, una radar para medir las cosas al vuelo y calcular el rumbo de una tozudez que terminará en desastre. Mami es una especie de un "todo en uno" en una era y país donde nada está incluido.  Basta decirle: - ¡Mamita te necesito! Y no importa el cuándo, el cómo y el dónde, sencillamente como por arte de magia ahí está, y la miro y pienso: "Joder, esta madre mía es como un sherpa subiendo el Everest, no se fatiga y llega sonriente y feliz", y justo después le digo: " Mamita eres la mejor del mundo, como tú no hay dos"... Imposible no amar a una mujer así.
    La mami de la casa, la mami del barrio, la mami de miles de amigos, mami de todos los tiempos. Dibujarle jeroglíficos con la mirada no te vale, te descubrirá al momento. Ella antes de ser madre fue mujer, fue hija, fue adolescente, no le valen las mentiras.
   Mujer de la montaña al llano, de la isla al continente, mujer de la vida, de la tierra, espero que el cielo espere una eternidad para tenerte, porque te necesito aquí, por siempre.

                 " A mi madre. En vida y ahora, para que sepas lo mucho que te admiro y quiero."

-. Emnis Campos Calzado.

 



   
   
 
 
 

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