"Para que tu me oigas mis palabras se adelgazan como las huellas de las gaviotas en la playa"...Neruda.
Era el año 1999 y así empezaban aquellas letras que han quedado tatuadas para siempre en mis pensamientos. Una carta llena de infinita bondad. Cuatro hojas llenas de principio a fin con el más bello y dulce recuerdo de una increíble y delicada amistad. Su contenido en sí ya es una eterna poesía en mi gastado diario.
Una y otra y otra vez desenfundo la misiva de su sobre rasgado y mi espíritu se regocija con frases y oraciones rubricadas por la fe de quien un día me amó y que años después entregó sus pensamientos a un ser que para él ,"es supremo". Bendecido por las eruditas escrituras de la biblia, sus palabras ahora me transmiten reflexiones y ante mi incredulidad vi como el dueño de estas delicadas y pulcras palabras me recuerdan una y mil veces lo dueña que fui de una de las etapas más libre de su vida, donde según me cuenta, volvió a nacer...
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