Era la época bruta de la piedra y el palo, y entre simbólicos surcos y frescos rupestres
nacían los primero y más arcaicos trazos que inmortalizaron momentos para recordar.
La necesidad de comunicar algo que perdurara en el tiempo, de demostrar nuestra imaginación y verdad, se hicieron patentes por los siglos de los siglos. Las tablillas de Tartaria, los jeroglíficos sobre piedras y los papiros egipcios, fueron los primeros soportes de un puente que haría camino por el mundo a lo largo de la historia, bifurcándose y encontrando nuevas formas de interpretación para el que llegó desde muy lejos.
nacían los primero y más arcaicos trazos que inmortalizaron momentos para recordar.
La necesidad de comunicar algo que perdurara en el tiempo, de demostrar nuestra imaginación y verdad, se hicieron patentes por los siglos de los siglos. Las tablillas de Tartaria, los jeroglíficos sobre piedras y los papiros egipcios, fueron los primeros soportes de un puente que haría camino por el mundo a lo largo de la historia, bifurcándose y encontrando nuevas formas de interpretación para el que llegó desde muy lejos.
Los siglos se
encargaron de moldear los trazos; unos
encontraron suavidad en la escritura, otros exquisitos formatos regionales y así, la larga tela de araña que
comenzó siendo una raya, se fue enredando en el tiempo para hacer de cada nudo
un dibujo, donde unos veían números
otros veían símbolos y casas. Y así,
separadas y dispersas llegaron a nuestro siglo con tejidos diferentes, pero con
significados comunes para enlazar
palabras que describen objetos,
sentimientos, acciones.
Ellas, las letras, enriquecidas con todos los elementos y
experiencias necesarias empezaron a atesorar historias, se combinaron entre sí
para ser más fuertes en las oraciones, los párrafos, las prosas y los discursos, y se
atrincheraron entre las páginas de un libro para ser invencibles y eternas.
Ellas tienen el poder, son dueñas y señoras de toda nuestra historia y nuestras vidas, deciden sobre nuestros sentimientos. Las más puras son sinceras y las más falsas traición.
En el cuerpo de una letra puede haber tanto vida como muerte. Una letra puede dar oxígeno o arrebatarte el aliento. Ellas tienen la facultad expedita de la oratoria que cambie el mundo que nos rodea o el discurso que lo destruya, son el contingente del todo y sin ellas, seremos solo mímicas y muecas.
Ellas tienen el poder, son dueñas y señoras de toda nuestra historia y nuestras vidas, deciden sobre nuestros sentimientos. Las más puras son sinceras y las más falsas traición.
En el cuerpo de una letra puede haber tanto vida como muerte. Una letra puede dar oxígeno o arrebatarte el aliento. Ellas tienen la facultad expedita de la oratoria que cambie el mundo que nos rodea o el discurso que lo destruya, son el contingente del todo y sin ellas, seremos solo mímicas y muecas.
Ayúdanos a que las letras siempre estén a buen recaudo, a
que la fuerza de sus lazos sirva para
unir, no para separar, para entendernos, no para incordiar, para recordarnos,
no para olvidar.
-.Emnis Campos Calzado
PD. Muchas gracias Jorge García por regalarme la idea y dejar que yo la transformara.